
El Ejército chileno es vencedor y jamás vencido. Con la sangre de sus guerreros se ha ido formando una mística que desde la lucha en Arauca ha desarrollado una mentalidad propia y un ethos particular. La sangre Goda, Ibera y Araucana marcan el ser de nuestra raza que encuentra en su Ejército su máxima expresión.
El máximo desarrollo de esta rama armada fue alcanzado sin duda con la introducción del sistema militar prusiano a nuestro país en manos de Emilio Korner hacia finales del siglo XIX.
No fue un solo cambio cosmético, que incluía la adopción del uniforme alemán, incluyendo sus característicos cascos con punta y posteriores cascos grises, casi idénticos a los utilizados en la época del III Reich. Fue una nueva concepción de la táctica militar, del espíritu guerrero, de la jerarquía y de la obediencia a toda prueba.
Así, en más de 500 años, el ejército de Chile ha ido adquiriendo una impronta propia, que se cristalizó en dicha prusianización, en nuestra tradición prusiana, del penacho, el gris, y la infantería.
Todo lo anterior está cambiando. 20 años de Concertación han bastado para que se empiece un proceso de bastardización de las más puras tradiciones guerreras, que son representación clara y fiel custodia de los más hondos valores de nuestra sangre.
La inclusión de la mujer, que antes tenía una noble labor, ahora se equipara a la del hombre. Las mujeres incluso desfilan con el mismo uniforme y realizan el paso regular, impensado en un sistema de pura tradición prusiana.
Se jura sin tenida adecuada, aceptando incluso el juramento con cascos de procedencia hebrea o norteamericana.
Se cambian las condiciones de táctica militar.
Se ablandan los entrenamientos.
EL Servicio militar ha dejado de ser obligatorio.
Como si todo fuera poco, se ha encargado la formación filosófica a una Universidad liberal, promotora de la doctrina de los derechos humanos, de la aldea global y de la mundialización de las costumbres. En efecto, por 3 años, la Universidad Diego Portales enseña a los futuros oficiales, sobre filosofía, historia contemporánea, sociología, psicología, economí y otras materias, todas, obviamente, desde el punto de vista que esa Universidad profesa: el liberalismo.
Es de esperar que pronto haya coroneles y generales homosexuales (rangos inferiores se sabe que los hay), se formen sidicatos -como sucede en Gendarmería de Chile- y se rompa la cadena de mando.Llegará el día en que existan generales mujeres -ya ha sucedido en carabineros-.
La doctrina de los derechos humanos y de la mundialización han entrado a nuestro ejército.
La tradición prusiana pende de un hilo y el gobierno derechista poco hará por cambiarlo.
Si la tradición más pura de una nación, que se refleja en sus hombres de armas y en sus familias, no logra manetenerse inmaculada, esa nación está pronta a dejar de existir. V.A.